domingo, 22 de abril de 2012

DÍA DEL LIBRO

 En el año 1.995 se aprobó proclamar el día 23 de Abril de cada año como Día Mundial del Libro. Esta propuesta de la Unión Internacional de Editores fue presentada por el gobierno español a la UNESCO.
Se eligió el 23 de Abril porque un día como este nacieron o murieron escritores famosos como Cervantes o Shakespeare.
En el día del libro damos un homenaje a la literatura, los libros y a todos los escritores que a lo largo de la historia han plasmado sus sentimientos y fantasías.
Esta fecha no debe dejarnos indiferentes sino que debe llevarnos a rescatar la magia de la lectura y descubrir nuevos mundos.
La gaditana Carmen Gil escribió un poema que viene muy bien para una celebración como esta:

La aventura de leer

Vivía un viejo libro en una estantería.
"¿Por qué nadie me lee?", lloraba cada día.
Hasta que una mañana salió de casa Queca
y sin saber bien cómo, llegó a la biblioteca.

Cogió el libro olvidado y abrió sus tapas rojas:
cientos de personajes salieron de sus hojas.
Queca estaba encantada al ver que, de repente,
seres maravillosos volaban por su mente.

Como el terrible Alfredo, el rey de los dragones,
al que daban un miedo tremendo los ratones.
Un día en su guarida se le coló un ratón
y dio un salto tan grande que aterrizó en Plutón.
La princesa Elisenda, que no besaba a un sapo
ni aunque se convirtiera en un príncipe guapo.
"¡Qué bicho tan viscoso! ─protestaba altanera─.
Antes que darle un beso, me quedaré soltera."

En su imaginación vio a un caballero andante,
que soñaba a menudo con ser un gran cantante.
Soltaba tales gallos ─esto que os cuento es cierto─
que hacía que lloviera hasta en pleno desierto.

Miss Bruja 2011, nariguda, dentona,
luciendo mil verrugas y pelos de fregona,
al mirarse al espejo sonreía orgullosa.
¡La hacía tan feliz ser fea y horrorosa…!

El pirata Tadeo, al que con la humedad
le salían juanetes. ¡Vaya contrariedad!
Y posado en su hombro,  el loro Luis Ernesto
le picaba la oreja. ¡Qué loro tan molesto!

Pasó por su cabeza volando el hada Lola,
que hechizaba a lo loco: no daba pie con bola.
A la Bella Durmiente, moviendo su varita,
la transformó una noche en pizza margarita.

El libro era genial. Queca estaba asombrada.
Se sentía con él requeteacompañada…
La biblio iba a cerrar. Tenía el tiempo justo.
Dejó el libro en su sitio, pero con gran disgusto.

Y dijo para sí: "¡Qué mágica aventura
acabo de vivir gracias a la lectura.
Lo he pasado muy bien. Un libro es fascinante.
Leeré todos los días de ahora en adelante".


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