Son los sufrimientos más intensos de la Virgen María en la tierra.
PRIMER DOLOR: PROFECÍA DE SIMEÓN
Según la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor ya que Él era primogénito y varón; ofrecieron en sacrificio dos tórtolas o pichones. Allí estaba un hombre justo y piadoso llamado Simeón, al cual le había sido revelado por el Espíritu Santo, que antes de morir vería a Jesús, nuestro Salvador. Simeón advirtió a María que tendría muchos sufrimientos por ser la Madre del Maestro con estas palabras: "Mira, este niño está destinado para ruina y resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción; lo que será para tí misma una espada que traspasará tu alma a fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de muchos".
SEGUNDO DOLOR: LA HUÍDA A EGIPTO
Estando en Belén, un ángel se le apareció en sueños a José y le dijo que, junto a María y Jesús, huyera a Egipto porque el rey Herodes estaba buscando al Niño para matarlo. Allí permanecieron hasta que se enteraron de la muerte del rey.
TERCER DOLOR: JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Y cuando Él tuvo doce años, subieron a la fiesta como era su costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtieran. Pensando que iba en la caravana, anduvieron una jornada buscándolo entre sus parientes y conocidos; pero, al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían estaban asombrados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. Y él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿no sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio (Lc 2, 41-50).
CUARTO DOLOR: MARÍA ENCUENTRA A SU HIJO CAMINO DEL CALVARIO
Levantándose Jesús de su primera caída, es cuando tiene lugar el encuentro con su madre, María.
Con mucho amor, se miran los dos; entonces, el corazón y el alma de la Virgen quedan llenos de amargura por el intenso sufrimiento que está pasando su hijo.
QUINTO DOLOR: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Estaban de pie junto a la Cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la tomó consigo. Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un vaso lleno de vinagre; y atando a una rama de hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: “Todo está consumado”. E inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19, 25-30).
SEXTO DOLOR: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A SU MADRE
"Al atardecer, como era la... víspera del sábado, vino José de Arimatea... y con valentía se llegó hasta Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto. Al asegurarse por el centurión, entregó el cuerpo a José. Este compró una sábana; lo bajó y lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que estaba excavado en la roca y rodó una piedra a la puerta del sepulcro" (Mc 15, 42-46).
SÉPTIMO DOLOR: DAN SEPULTURA AL CUERPO DE JESÚS
José de Arimatea y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron con lienzos y aromas, según la costumbre de los judíos. Luego enterraron a Jesús en un sepulcro donde nadie antes, había sido enterrado.
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