domingo, 30 de noviembre de 2014

ABECEDARIO NAVIDEÑO

Agradecer a Dios el habernos regalado las personas con las que convivimos.
Buscar el bien común por encima de los intereses personales.
Corregir con esmero a aquel que se equivoca.
Dar lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre al servicio de los otros.
Estimar a los otros sabiendo reconocer sus capacidades.
Facilitar las cosas dando soluciones y no creando más problemas.
Ganar la confianza de los otros compartiendo con ellos sus preocupaciones.
Heredar la capacidad de aquellos que saben ser sinceros con valentía y respeto.
Interceder por los otros a Dios, antes de hablarle de nuestras cosas.
Juzgar a los otros por lo que son, no por lo que tienen ni por lo que aparentan.
Limitar las ansias personales frente a las necesidades del grupo.
Llenarse con lo mejor que uno encuentra en el camino de la vida.
Mediar entre los compañeros que no se entienden.
Necesitar de los otros sin ningún prejuicio.
Olvidar el miedo al qué dirán dependiendo de la opinión de los demás.
Preocuparse por los más débiles o más necesitados.
Querer siempre el bien de las personas.
Respetar las opiniones de los demás, los derechos de las personas y de los animales.
Salir al encuentro del otro, no esperando que él dé el primer paso.
Tolerar los defectos y límites propios y ajenos con sentido del humor.
Unirnos todos para vivir en paz y armonía.
Valorarse con realismo sin creerse superior a los demás.
X es una incógnita que invita a la búsqueda constante de la verdad con mayúscula.
Yuxtaponer ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos por crear fraternidad.
Zambullirse sin miedo en el nuevo día que Dios regala cada mañana.

Autor: Revista "Misión Joven" número 287

CUENTO: EL PORQUÉ DE LA NAVIDAD

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.
Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más.
Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.
-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.
-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó.
Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:
-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvio como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesuso a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"
Autor: Anónimo

viernes, 28 de noviembre de 2014

CUENTO DE NAVIDAD: EL BURRITO

Una familia de burritos iban a ir a Belén. Tenian un hijo pequeño y le dijeron que iba a tener la oportunidad de conocer al Niño Santo. El burrito estaba muy nervioso ya que era la 1ª vez que viajaría a un lugar tan lejano y se durmió soñando con el viaje.Por la noche, el burrito tosía y tosía y pasó una noche horrible con la tos. A la mañana siguiente papá burro salió al campo a buscar unas hierbas para cocerlas y hacer una infusión para que el burrito dejara de toser y se sintiera mejor. Mientras tanto, su mamá decidió ir a visitar a su vecina la ovejita, para pedirle un poco de lana y hacer una bufanda a su hijo, para que no cogiera un fastidioso constipado que les impidiera ir de viaje. Mamá burra, que era muy educada y generosa, llevó a su vecina unas ricas galletas de plantas aromáticas que ella misma había cocinado el día anterior. La oveja Ciscabel, que así era como se llamaba, se puso muy contenta al recibir un regalo tan exquisito y no dudó en dar a mamá burra toda la lana que necesitaba para hacer una auténtica bufanda de lana merina suave y calentita. Además contó a mamá burra que ella también quería ir a concer al Niño Santo, por lo que harían el camino juntos. El camino fue largo. Hacía un viento intenso que helaba la cara y las orejas, incluso, a mitad del viaje comenzó a nevar. El burrito que nunca había visto la nieve, se quedó sorprendido y jugó durante un rato con sus padres. Era muy divertido, estaba fría ,pero ¡era tan bonita! Cuando llegaron al Portal había mucha animación. Gente de todos los lugares e incluso tres Reyes que habían llegado de tierras distantes cargados de regalos para el Niño Santo. El burrito nada más llegar se puso al lado del Niño Jesús y le lamía las manitas. Al Niño parecía gustarle mucho la bufanda del burrito y le tiraba de ella, pero al burrito no le importaba ¡Era un Niño tan precioso! En aquel momento mamá burra se dió cuenta de que el Niño tiritaba de frío y como era muy rápida tejiendo decidió hacer una colchita de lana para taparle, pero había un problema; a la ovejita le quedaba muy poca lana y sólo pudo sacar un pequeño ovillo. Mamá burra enseguida se puso a tejer, y el ovillo por arte de magia, en vez de acabarse, aumentaba de tamaño.¡" Que cosa más rara!"dijo mamá burra asombrada y siguió tejiendo como si nada, hasta que acabó la colcha. Para entonces, el ovillo era grandísimo y su tamaño sorprendió a todos los que se encontraban en el Pesebre.! "que ovillo más enorme!",comentaron. La colcha quedó preciosa y tan calentita que el Niño Jesús dejó de tiritar y se quedó dormidito plácidamente. Mamá burra seguía dando vueltas a su cabeza pensando qué podía haber ocurrido con el ovillo, pero no encontraba explicación razonable. La noche se iba acercando y la familia de burritos y la ovejita tenían que marcharse antes que se cubrieran de sombras los caminos. De vuelta a casa, mamá burra se dió cuenta de que su hijo llavaba el ovillo de lana en una bolsa que se ponía colgada al cuello y que ella le había hecho para que guardase sus cosas; así que muy intrigada , le preguntó -¿de dónde has sacado ese ovillo de lana? Yo lo dejé en el Pesebre.-¡Me lo ha dado el Niño Santo! -contestó el burrito. Desde entonces, mamá burra utiliza el ovillo de lana para tejer todas sus prendas, porque nunca se acaba. Era un ovillo mágico, suave y mullido. Y como mamá burra era una experta tejedora, decidió hacer una bufanda distinta para cada uno de sus vecinos, para que estuviesen calentitos y no cogieran la gripe. A cambio sus vecinos le llevaron una enorme cesta de frutas, que hicieron las delicias del pequeño burrito, que nunca olvidaría su 1ª Navidad.
 Este cuento ha sido escrito por Almudena María Puebla

miércoles, 26 de noviembre de 2014

RECETA DEL PAPA FRANCISCO PARA LOGRAR LA FELICIDAD


EL papa Francisco, contestando a una entrevista de la revista "Viva" de Argentina, nos propone un decálogo de acciones para ser felices.
 I Vive y deja vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad
 II Darse a los demás. Si uno se estanca corre el riesgo de ser egoísta. El agua estancada es la primera que se corrompe.
 III Moverse tranquilamente. La capacidad de moverse con vehemencia y humildad, el remanso de la vida.
 IV Jugar con los niños. El consumismo nos llevó a esa ansiedad de perder la sana cultura del ocio, leer, disfrutar del arte... Jugar con los chicos es clave en una cultura sana.
V Compartir los domingos con la familia. El domingo es para la familia.
VI Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo. La dignidad te la da el llevar el pan a casa.
VII Cuidar la naturaleza. Es uno de los desafíos más grande que tenemos.
VIII Olvidarse rápidamente de lo negativo. La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro.
IX Respetar al que piensa distinto. Yo dialogo para convencerte, eso no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción.
X Buscar la paz activamente. La guerra destruye. El clamor por la paz hay que gritarlo.

Extraido del blog Parroquia de Nuestra Señora de Belén, Zaragoza.

sábado, 15 de noviembre de 2014

MONUMENTO (SEMANA SANTA)

MONUMENTO Ahora realicemos esta sopa de letras. SOPA DE LETRAS

lunes, 10 de noviembre de 2014

PABLO DE TARSO



Ahora realizaremos el siguiente crucigrama.

Pablo de Tarso

EL ARTE NOS ACERCA A DIOS: CATEDRAL DE CÓRDOBA


A mitad del siglo VI se levantó en Córdoba una basílica dedicada a San Vicente mártir que llegó a ser, probablemente, la más importante de la diócesis. En el año 786 el emir Abderramán I mandó derribarla y construir en su lugar una mezquita, sus sucesores la irán ampliando poco a poco.
En 1236, Fernando III el santo, conquistó la ciudad e inició la transformación de la mezquita en catedral dedicándosela a Santa María Madre de Dios.
Este monumento está formado por un patio, conocido como Patio de los Naranjos, en el que se encuentra un antiguo alminar transformado en el siglo XVII en torre-campanario de la catedral y la sala de oración donde hay más de 800 columnas de mármol, jaspe y granito. Tiene además un precioso mihrab (espacio más íntimo y sagrado del templo que simboliza la presencia de Alah)
En los lados de este templo se encuentran numerosas capillas porque había muchas personas que querían ser enterradas en la catedral.
Este edificio se puede considerar como algo único en el mundo islámico y en el cristiano.
Desde 1984 es Patrimonio de la Humanidad y este año se celebra el 775 aniversario de su consagración como catedral.
Mosaico de la Basílica de San Vicente
Torre
Patio de los naranjos

Arcos de la antigua mezquita
Nave central

Capilla Mayor
Puerta lateral


Hagamos una visita virtual a la catedral. Pincha aquí.



Dentro de la catedral encontramos expuestos varios relicarios. Veámoslos en esta línea de tiempo:
 
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