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domingo, 17 de enero de 2021

VÍDEO CUENTO INFANTIL SOBRE LA AMISTAD Y EL MAR

lunes, 21 de agosto de 2017

EL ÁRBOL FEO

Hace mucho tiempo había un señor muy rico que vivía cerca del desierto. Tenía casas y mansiones pero todas estaban por el desierto. Después de haber hecho tanto dinero, un día dijo que quería algo nuevo. Y empezó a buscar algo diferente, un nuevo estilo de vida. Entonces comenzó a viajar, a ver lugares nuevos. Pasó un tiempo y no
encontraba lo que quería, hasta que un día llegó a un campo muy hermoso donde solamente había dos árboles que eran muy peculiares: muy altos y del tamaño prácticamente de los edificios.

La diferencia de estos dos árboles, a pesar de estar juntos y ser igual de altos, es que uno era muy grueso, frondoso, verdoso, donde no pasaba ni la luz, ni el viento, ni el agua y el otro tenía menos ramas y era un poco más delgado. Su casa la construyó al lado del árbol frondoso, el cual le daba bastante sombra. Un día el señor sale de su casa a disfrutar de la naturaleza y se da cuenta de que el árbol con menos ramas está triste y le pregunta qué le sucedía. El árbol le responde que siempre ha sentido que es muy feo y que no sirve para nada y él vino a reafirmar ese pensamiento, ya que eligió poner su casa al lado del árbol más bonito y frondoso. Pero se sentía mal por él mismo, no porque le tuviese envidia al otro árbol. Era lógico que el señor escogiera al otro árbol, ya que  lo protegía mejor.

El señor le contesta que no vino allí a buscar sombra, y que no sabía lo que estaba diciendo, se estaba equivocando. Él venía del desierto y tenía muchas mansiones y si hubiera querido sombra, se hubiera ido a un sitio donde hubiera cantidad de árboles como su amigo. Le preguntó al árbol que si no había visto el jardín que estaba enfrente de él. El señor era aficionado a los jardines y le cuenta que no está aquí por su amigo, si no por él. No se vino simplemente para tener una casa sino también para tener un bello jardín ya que en el desierto era imposible tener uno. Y gracias al árbol había cumplido su sueño, ya que éste le daba la cantidad correcta de viento, de agua, y de sol para poder mantener su jardín.

- ¡Eres perfecto! Yo estoy aquí por ti, no por tu amigo. Tú me das el ambiente ideal para construir este inmenso jardín. Yo tengo aquí flores muy bellas pero sobretodo muy delicadas. La forma en que tú estás hecho permite que pasen los suficientes rayos de sol para alimentarlas pero no para quemarlas. Tú trasmites la cantidad correcta de agua para hidratar mis flores pero no para ahogarlas.
Y dejas que pase la cantidad correcta de viento. Mis flores necesitan el viento pero no puede ser tan fuerte porque son muy delicadas. Tú estás viendo las virtudes que yo vi en ti, como una desventaja... si tú no estuvieras aquí, yo no hubiera puesto mi casa en este lugar. Mi sueño era tener un bello jardín y, ¡tú me has permitido hacerlo realidad!

miércoles, 4 de enero de 2017

RAN (CAOS)


Era un hombre que había hecho de la violencia su medio de vida y que la utilizaba para lograr sus ambiciones. A la edad de setenta años, poseía un gran territorio que gobernaba gracias al control de tres castillos, dos de los cuales arrebató a sus auténticos dueños por la fuerza de las armas.
Al darse cuenta que se iba haciendo mayor, decidió repartir sus tierras entre sus tres hijos, reservándose el título y los derechos de patriarca del clan.

A cada hijo le dio un castillo, pero les pidió que permaneciesen juntos como un haz de flechas, porque una flecha se podía romper con facilidad pero un haz dificilmente sería quebrado.

El menor de los hijos se muestra contrario a la decisión de su padre, ya que piensa que traerá problemas y pueden causarle mucho daño. El padre, al ver esta postura, se siente traicionado por su hijo desagradecido y decide desheredarlo y desterrarlo.


Los dos hijos mayores se muestran, a partir de ese momento, como seres de una gran crueldad y no dudan en arrinconar, expulsar y combatir a su padre, que se da cuenta del error cometido. Estos hijos mayores lucharán entre ellos hasta morir por conseguir el poder.


Abandonado por todos, traicionado por aquellos en quienes más confiaba, viendo morir a cuantos le habían seguido y negándosele, como si de un castigo divino se tratase, el consuelo de la muerte, llega a la locura de forma irremediable. Vive vagando de un lado a otro hasta que es encontrado por su hijo pequeño que lo acoge para siempre.

(Adaptación basada en la película japonesa Ran, de Akira Kurosawa.)

Pensemos un poco y reflexionemos sobre lo que nos enseña esta historia.

domingo, 25 de diciembre de 2016

UN CUENTO DE NAVIDAD


Había una vez, en una gran ciudad, un tendero muy rico y avaro. Tenía un trabajador al que pagaba muy poco dinero y no le daba nunca días libres en su trabajo, exceptuando el 25 de diciembre. Aunque siempre de mala gana.
Cuando llegó la víspera de  Navidad, visitaron al tendero dos personas: el primero era su sobrino, que quería invitarlo a cenar en su casa esa noche. El tendero le respondió que la Navidad era una tontería y no pensaba ir. El segundo fue un hombre que iba por todas las tiendas pidiendo dinero para los pobres. El tendero le respondió que ese no era su problema.
Esa noche, cuando se acostó soñó tres cosas:
En la primera recordó cuando era niño y celebraba las Navidades con su familia. Era muy feliz junto a su hermana y sus padres.
La segunda vio lo bien que  lo pasaban los pobres, aunque apenas tuvieran nada, pero estaban con sus seres queridos.
Y la tercera cosa que vio era cómo se hacía mayor y no había nadie a su lado por su maldad.
Se despertó sobresaltado la mañana de Navidad y se dio cuenta que su forma de vida, hasta ese momento, no era correcta y debía rectificar. Esa misma mañana compró un gran pavo, se lo regaló a su empleado y le subió el sueldo, además buscó al hombre que pedía dinero para los pobres y le dio una gran cantidad de dinero. Por último, decidió ir a cenar con su sobrino para celebrar la Navidad en familia.

ENSEÑANZA: Rectificar es de sabios.

Adaptación del Cuento de Navidad de Charles Dickens.

lunes, 19 de septiembre de 2016

CUENTO: EL CARPINTERO


      

        Había una vez un carpintero especializado en armar casas. Trabajaba para un empresario que le proporcionaba los paneles premoldeados; él los ensamblaba, les remachaba las juntas, levantaba la casa y alistaba los detalles.
Un día, el carpintero decidió que ya ha trabajado lo suficiente y que era hora de dejar su tarea. Así que fue a hablar con el empresario y le contó que se iba a jubilar. Como aún le quedaba una casa por terminar, le advirtió que éste sería su último trabajo y que luego se retiraría.
-¡Qué lástima! -dice el empresario-, usted es un buen empleado... ¿No quiere trabajar un poco más?
-No, no, la verdad es que tengo muchas cosas que hacer, quiero descansar...
-Bueno.
El señor termina de hacer la supuesta casa, va a despedirse del empresario y éste le dice:
-Mire, hubo una noticia de último momento, tiene que hacer una casa más. Si me hace el favor... No tiene nada más que hacer... Dedíquese exclusivamente a hacer esta última casa, tómese el tiempo que sea necesario pero, por favor, haga este último trabajo.
Entonces el carpintero, fastidiado por este pedido, decide hacerla. Y decide hacerla lo más rápido que pueda para ir a descansar, que era lo que él en realidad quería. Ya no tiene nada que defender, va a dejar el trabajo, ya no tiene que buscar la valoración de los demás, ya no está en juego su prestigio ni su dinero, ya no hay nada en juego porque él está amortizado. Lo único que quiere es hacerla rápido.
Así que junta los paneles entre sí, los sujeta sin demasiada gana, usa materiales de muy baja calidad para ahorrar el costo, no termina los detalles, hace, en suma, un trabajo muy pobre comparado con lo que él solía hacer. Y finalmente, muy rápido, termina la casa.
Entonces va a ver al empresario y éste le dice:
-¿Qué? ¿La terminó?
-Sí, sí, ya terminé.
-Bueno, tome... coloque la cerradura, cierre con llave y tráigamela.
El carpintero va, pone la cerradura, cierra con llave y regresa. Cuando el empresario toma la llave, la guarda en una cajita, se la entrega al carpintero y le dice:


-Este es nuestro regalo para usted...

Autor:Jorge Bucay

Después de leer el relato vamos a reflexionar sobre la siguiente pregunta:
¿Tiene este texto alguna relación con la libertad de las personas?

sábado, 28 de mayo de 2016

CUENTO: ANDROCLES Y EL LEÓN

Hace unos dos mil años, en la Antigua Roma, vivía un esclavo llamado Androcles. Su destino, como el de la mayoría de los esclavos, era luchar en el Coliseo a vida o muerte contra los leones.
El temido momento había llegado y esperaba su turno encerrado en una mazmorra de la que era imposible fugarse. Cuando parecía que ya no había más remedio que aceptar que era el fin, la suerte quiso que un soldado guardián se despistara y dejara abierto el cerrojo de la celda.  Androcles vio la oportunidad de escaparse…¡Y se escapó!
Aprovechó la noche para salir corriendo hacia el bosque, sin un lugar fijo a dónde dirigirse. Durante horas, protegido por la oscuridad, el pobre muchacho vagó de un lado a otro y se alimentó de las poquitas cosas comestibles que halló por el camino.
Casi amanecía cuando, de repente, vio un león que casi no podía moverse y gemía como un gatito. Aunque era grande y lucía una frondosa melena, no parecía un animal agresivo. Androcles se acercó a él manteniendo una distancia de seguridad y le preguntó por qué se quejaba.
– ¿Qué te sucede, amigo león? Es la primera vez que veo a una fiera como tú llorar amargamente.
– ¡Me encuentro muy mal! He pisado una espina grande y afilada que se me ha clavado en la pata. La herida sangra sin parar ¡Por favor, ayúdame, te lo suplico!
– Tranquilo, veré lo que puedo hacer.
Androcles se enterneció al ver al pobre león sufriendo. Si no le ayudaba, moriría desangrado. Se acercó venciendo el miedo y observó la pata con detenimiento. La verdad es que la herida tenía una pinta muy fea y debía actuar con rapidez. Arrancó un trozo de tela de su manga y se acercó a un pequeño manantial que brotaba a escasos metros. Mojó el tejido y regresó junto al león para limpiarle bien la herida de tierra y sangre. Después, buscó la espina y, con mucho cuidado, la extrajo con habilidad.
Para calmar el dolor y bajar la inflamación, utilizó como apósito sobre la zona lesionada unas hojas verdes mezcladas con barro ¡Era un viejo remedio que no solía fallar! Al cabo de un rato, el león se sintió muchísimo mejor.
– ¡No sé cómo agradecerte lo que has hecho por mí! ¡Me has salvado la vida!
– Bueno… ¡Es lo menos que podía hacer! Nadie se merece sufrir.
– Por favor, acompáñame a mi cueva. Allí tengo carne de sobra para los dos y me encantaría
compartirla contigo.
– ¡Gracias! En las últimas horas sólo he comido unas avellanas y estoy muerto de hambre.
El joven y el león se fueron juntos y disfrutaron de una apetitosa comida. Después, pasaron un rato estupendo hablando de sus vidas, muy diferentes pero parecidas en algunas cosas, hasta que llegó el momento en que Androcles tuvo que despedirse. Quería alejarse de la ciudad de Roma y buscar un lugar más seguro donde vivir.
Le dio un fuerte abrazo a su nuevo amigo y tomó un camino de adoquines que sabía que le llevaría a la costa ¡Quizá allí podría coger un barco rumbo a nuevas tierras!
Desgraciadamente, los soldados romanos le encontraron antes de llegar a ver el mar y le apresaron para que el emperador decidiera qué hacer con él. La única esperanza que le quedaba de ser libre se diluyó como un terrón de azúcar en un vaso de agua caliente.
El bueno de Androcles fue condenado nuevamente a enfrentarse en la arena con un león. Cuando llegó el fatídico día, esperó angustiado en su celda, pues sabía que ante una fiera, tenía todas las de perder. Desde allí escuchaba el tumulto de la gente sentada en las gradas. Un soldado fornido y con cara de pocos amigos le sacó a empujones y le condujo por un pasadizo húmedo y oscuro hasta que salió a la arena. Cegado por el sol, se colocó en el centro como le habían indicado.
Por una de las puertas del Coliseo, vio aparecer un enorme felino que rugía enseñando los colmillos, se aproximaba a él sin quitarle ojo y estudiaba cada mínimo movimiento que hacía. Androcles sintió que todo el cuerpo le temblaba como una torre de naipes ¡Era imposible vencer a ese animal! Pero a medida que se fue acercando, el león dejó de rugir y de su cara salió una sonrisa. Cuando estuvieron frente a frente,  el león se lanzó a sus brazos y comenzó a lamerle con cariño y a gritar su nombre.
– ¡Androcles, eres tú! ¡Qué alegría verte! ¡Mi querido Androcles!
– ¡Oh, amigo! ¡A ti también te han capturado! ¡Cuánto lo siento!…
– ¡No te preocupes, yo jamás te haría daño! Soy incapaz de verte como un enemigo, por mucho que quiera todo este gentío que nos rodea.
– ¡Ni yo a ti! ¡Sabes que te quiero muchísimo!
Androcles y el león seguían abrazados ante las miles de personas que asistían como público y que se habían quedado en absoluto silencio. El emperador, desde la tribuna, estaba pasmado y no daba crédito a lo que veía ¡Un león y un humano comportándose como dos íntimos amigos! Eso era algo realmente emocionante y debía ser premiado. Se levantó de su asiento y alzando la voz, gritó a todos los presentes:
– Por muchos espectáculos que veamos en este anfiteatro, jamás nada podrá compararse a lo que tenemos ante nuestros ojos. El amor que hay entre este esclavo y este león, me conmueve profundamente.
La voz del emperador retumbaba en todo el Coliseo. Tomó aire y continuó.
– ¡Como máximo mandatario del Imperio Romano, ordeno que ambos sean puestos en libertad para siempre!
Miles de hombres y mujeres se pusieron en pie y comenzaron a aplaudir efusivamente. Androcles  y el león comenzaron a llorar emocionados y abandonaron el Coliseo camino de su libertad.
A partir de ese día, el león regresó a una zona segura del bosque junto a sus congéneres y Androcles se fue a vivir a una modesta casita donde formó una familia y fue muy feliz. El tiempo no les distanció: siguieron viéndose a menudo y su amistad duró eternamente.

Enseñanza: Los buenos actos siempre son recompensados y los amigos, sin son de verdad, lo son para siempre, sean cuales sean las circunstancias.

Autor: Esopo.



¿Has encontrado alguna diferencia entre el cuento escrito y el del vídeo?

domingo, 17 de abril de 2016

CUENTO: EL PEZ ARCOIRIS

En alta mar, en un lugar muy lejano, vivía un pez. Pero no se trataba de un pez cualquiera. Era el pez más hermoso de todo el océano. Su brillante traje de escamas tenía todos los colores del arco iris. Los demás peces admiraban sus preciosas escamas y le llamaban " el pez Arcoiris".
 - ¡ Ven, pez Arcoiris ! ¡ Ven a jugar con nosotros ! - le decían. Pero el pez Arcoiris ni siquiera les contestaba, y pasaba de largo con sus escamas relucientes. Pero un día, un pececito azul quiso hablar con él.
 - ¡Pez Arcoiris, pez Arcoiris! - le llamó - Por favor, ¿ me regalas una de tus brillantes escamas ? Son preciosas, ¡ y como tienes tantas....!
 - ¿ Que te regale una de mis escamas? ¡ Pero tú que te has creído! - gritó enfadado el pez Arcoiris.
 -¡ Venga, fuera de aquí! El pececito azul se alejó muy asustado. Cuando se encontró con sus amigos, les dijo lo que le había contestado el pez Arcoiris. A partir de aquel día nadie quiso volver a hacerle caso, y ya ni le miraban; cuando se acercaba a ellos, todos le daban la espalda. ¿ De qué le sirven ahora al pez Arcoiris sus brillantes escamas, si nadie le miraba?. Ahora era el pez más solitario de todo el océano. Un día, Arcoiris le preguntó a la estrella de mar:
 -¡ Con lo guapo que soy...! ¿ Por qué no le gusto a nadie?
 -No lo sé- le contestó la estrella de mar. Pregúntale al pulpo Octopus, que vive en la cueva que hay detrás del banco de coral. A lo mejor él tiene la respuesta.
 El pez Arcoiris encontró la cueva. Era tan oscura que casi no se veía nada. Pero, de pronto, en medio de la oscuridad, se encontró con dos ojos brillantes que lo miraban.
 -Te estaba esperando. Le dijo Octopus con una voz muy profunda. Las olas me han contado tu historia. Escucha mi consejo: Regala a cada pez una de tus brillante escamas. Entonces, aunque ya no seas el pez más hermoso del océano, volverás a estar muy contento. Pero.... cuando el pez Arcoiris quiso contestarle, Octopus ya había desaparecido. -¿Que regale mis escamas? ¿ Mis preciosas escamas brillantes? -Pensó el pez Arcoiris, horrorizado. -¡De ninguna manera! ¡No! ¿Cómo podría ser feliz sin ellas? De pronto, sintió que alguien le rozaba suavemente con una aleta. ¡Era otra vez el pececito azul!
 -Pez Arcoiris, por favor, ¡no seas malo! Dame una de tus escamas brillantes, ¡aunque sea una muy, muy pequeñita! El pez Arcoiris dudó por un momento. Si le doy una escama brillante muy pequeñita -pensó-, seguro que no la echaré de menos. Con mucho cuidado, para no hacerse daño, el pez Arcoiris arrancó de su traje la escama brillante más pequeña de todas.
 -¡Toma, te la regalo! ¡Pero ya no me pidas más! ¿eh?
 -¡Muchísimas gracias! -contestó el pececito azul, loco de alegría-.¡Qué bueno eres, pez Arcoiris! El pez Arcoiris se sentía muy raro. Siguió con la mirada al pececito azul durante un buen rato, viendo cómo se alejaba, haciendo zig-zags, y deslizándose como un rayo en el agua con su escama brillante. Al cabo de un rato, el pez Arcoiris se vio rodeado de muchos otros peces que también querían que les regalase una escama brillante. Y, ¡quién lo iba a decir! Arcoiris repartió sus escamas entre todos los peces. Cada vez estaba más conteto. ¡Cuánto más brillaba el agua a su alrededor, más feliz se sentía entre los demás peces! Al final, sólo se quedó con una escama brillante para él. ¡Había regalado todas las demás! ¡Y era feliz! ¡tan feliz como jamás lo había sido!
 -¡Ven pez Arcoiris, ven a jugar con nosotros! -le dijeron todos los peces.
 -¡Ahora mismo voy!- les contestó el pez Arcoiris, y se fue contentísimo a jugar con sus nuevos amigos.
Autor: Pfister Marcus

ENSEÑANZA: Cuando compartimos somos más felices.

 

jueves, 11 de febrero de 2016

CUENTO PARA CUARESMA: EL PUENTE DE LOS HERMANOS


No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes empezaron a discutir. Ésta fue la primera discusión seria que tenían después de 40 años de cultivar juntos hombro con hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes de forma continua.
Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas, seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrirla, encontró un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted”.
Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor".
"La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él cogió su tractor y desvió el cauce del río para que quedara entre nosotros".
"Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero?"
"Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."
El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación”.
Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja durante todo el día para ir al pueblo a por comida.
El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando.
El granjero regresó cuando se acercaba la noche. El carpintero había terminado su trabajo.
El granjero quedó con ojos y boca abiertos. ¡No había ninguna cerca de dos metros! En su lugar había un puente. ¡Un puente que unía las dos granjas por encima del río!- Era un bonito puente con pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: "Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. "¡No, espera!". "Quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.
"Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes que construir".

ENSEÑANZA; Aprende a perdonar y a valorar lo que tienes. Recuerda que perdonar no cambia en nada el pasado pero sí el futuro. SÉ UN CONSTRUCTOR DE PUENTES.

Ahora reflexionemos sobre el cuento contestando las siguientes preguntas:
- ¿Cómo te has sentido con esta lectura?
- Pon ejemplos de esas veces en que eres como el hermano mayor y quieres construir cercas o vallas que te separen de los demás, como por ejemplo: papás, hermanos, amigos.
- ¿Es bueno que los enfados, riñas, peleas nos separen de las personas a las que queremos?
- ¿Qué actitudes son constructoras de puentes como el que hizo el carpintero? Como p.e. No hacer caso de insultos, tener paciencia con los compañeros, evitar las peleas...

sábado, 16 de enero de 2016

CUENTO SOBRE LA PAZ: EL MEJOR GUERRERO DEL MUNDO


Caucasum era un joven valiente, experto espadachín, que soñaba con convertirse en el mejor guerrero del mundo.
En todo el ejército no había quien le venciera en combate, y soñaba con ser el gran general, sucediendo al anciano cobardón que ocupaba el puesto. El rey le apreciaba mucho, pero el día que le contó su sueño de llegar a ser general, le miró con cierto asombro y le dijo:
- Tu deseo es sincero, pero no podrá ser. Aún tienes mucho que aprender.
Aquello fue lo peor que le podía pasar a Caucasum, que se enfureció tanto que abandonó el palacio, decidido a aprender todas las técnicas de lucha existentes. Pasó por todo tipo de gimnasios y escuelas, mejorando su técnica y su fuerza, pero sin aprender nuevos secretos, hasta que un día fue a parar a una escuela muy especial, una gris fortaleza en lo alto una gran montaña. Según le habían contado, era la mejor escuela de guerreros del mundo, y sólo admitían unos pocos alumnos. Por el camino se enteró de que el viejo general había estudiado allí y marchó decidido a ser aceptado y aprender los grandes secretos de la guerra.
Antes de entrar en la fortaleza le obligaron a abandonar todas sus armas. "No las necesitarás más. Aquí recibirás otras mejores". Caucasum, ilusionado, se desprendió de sus armas, que fueron arrojadas inmediatamente a un foso por un hombrecillo gris. Uno de los instructores, un anciano serio y poco hablador, acompañó al guerrero a su habitación, y se despidió diciendo "en 100 días comenzará el entrenamiento".
¡100 días! Al principio pensó que era una broma, pero pudo comprobar que no era así. Los primeros días estaba histérico y nervioso, e hizo toda clase de tonterías para conseguir adelantar el entrenamiento. Pero no lo consiguió, y terminó esperando pacientemente, disfrutando de cada uno de los días. El día 101 tuvieron la primera sesión. "Ya has aprendido a manejar tu primera arma: la Paciencia", comenzó
el viejo maestro. Caucasum no se lo podía creer, y soltó una breve risa. Pero el anciano le hizo recordar todas las estupideces que había llegado a hacer mientras estaba poseido por la impaciencia, y tuvo que darle la razón. "Ahora toca aprender a triunfar cada batalla". Aquello le sonó muy bien a Caucasum, hasta que se encontró atado a una silla de pies y manos, subido en un pequeño pedestal, con decenas de aldeanos trepando para tratar de darle una paliza. Tenía poco tiempo para actuar, pero las cuerdas estaban bien atadas y no pudo zafarse. Cuando le alcanzaron, le apalearon. El mismo ejercicio se repitió durante días, y Caucasum se convenció de que debía intentar cosas nuevas. Siguió fallando muchas veces, hasta que cayó en la cuenta de que la única forma de frenar el ataque era acabar con la ira de los aldeanos. Los días siguientes no dejó de hablarles, hasta que consiguió convencerles de que no era ninguna amenaza, sino un amigo. Finalmente, fue tan persuasivo, que ellos mismos le libraron de sus ataduras, y trabaron tal amistad que se ofrecieron para vengar sus palizas contra el maestro. Era el día 202.
-"Ya controlas el arma más poderosa, la Palabra, pues lo que no pudieron conseguir ni tu fuerza ni tu espada, lo consiguió tu lengua".
Caucasum estuvo de acuerdo, y se preparó para seguir su entrenamiento.
"Esta es la parte más importante de todas. Aquí te enfrentarás a los demás alumnos". El maestro le acompaño a una sala donde esperaban otros 7 guerreros. Todos parecían fuertes, valientes y fieros, como el propio Caucasum, pero en todos ellos se distinguía también la sabiduría de las dos primeras lecciones.
"Aquí lucharéis todos contra todos, triunfará quien pueda terminar en pie". Y así, cada mañana se enfrentaban los 7 guerreros. Todos desarmados, todos sabios, llamaban al grupo de fieles aldeanos que conquistaron en sus segundas pruebas, y trataban de influir sobre el resto, principalmente con la palabra y haciendo un gran uso de la paciencia. Todos urdían engaños para atacar a los demás cuando menos lo esperasen, y sin llegar ellos mismos a lanzar un golpe, dirigían una feroz batalla...
Pero los días pasaban, y Caucasum se daba cuenta de que sus fuerzas se debilitaban y sus aldeanos
también. Entonces cambió de estrategia. Con su habilidad de palabra, renunció a la lucha, y se propuso utilizar sus aldeanos y sus fuerzas en ayudar a los demás a reponerse. Los demás agradecieron perder un enemigo que además se brindaba a ayudarles, y recrudecieron sus combates. Mientras, cada vez más aldeanos se unían al grupo de Caucasum, hasta que finalmente, uno de los 7, llamado Tronor, consiguió triunfar sobre el resto. Tan sólo habían resistido unos pocos aldeanos junto a él. Cuando terminó y se disponía a salir triunfante, el maestro se lo impidió diciendo: "no, sólo uno puede quedar en pie".
Tronor se dirigió con gesto amenazante hacia Caucasum, pero éste, adelantándose, dijo:
- ¿De veras quieres luchar?. ¿No ves que somos 50 veces más numerosos? Estos hombres lo entregarán todo por mi, les he permitido vivir libres y en paz, no tienes ninguna opción.
Cuando dijo esto, los pocos que quedaban junto a Tronor se pusieron del lado de Caucasum. ¡Había vencido!
El maestro entró entonces con una sonrisa de oreja a oreja: "de todas las grandes armas, la Paz es la que más me gusta. Todos se ponen de su lado tarde o temprano". El joven guerrero sonrió. Verdaderamente, en aquella escuela había conocido armas mucho más poderosas que todas las anteriores. Días después se despidió dando las gracias a su maestro, y volvió a palacio, dispuesto a disculparse ante el rey por su osadía. Cuando este le vio acercarse tranquilamente, sin escudos ni armas, sonriendo sabia y confiadamente, le saludó:
- ¿Qué hay de nuevo, General?

AUTOR: Pedro Pablo Sebastián


CUENTO SOBRE LA PAZ: BUENOS VECINOS


¿Cuál es la moraleja de este cuento?

jueves, 7 de enero de 2016

MONSTERBOX

En este cortometraje los personajes no nos hablan. ¿Creéis que son necesarias las palabras para comprender lo que nos transmite? ¿Qué tema trata?

lunes, 4 de enero de 2016

CHANGING BATTERIES

¿Qué siento al ver este vídeo? ¿Es importante no fallar a las personas que queremos? ¿Por qué?
¿Lo podemos aplicar a nuestra vida?

martes, 15 de septiembre de 2015

VÍDEO ESPECIAL PARA TODOS

Explico el contenido del vídeo y reflexiono sobre el mensaje que nos transmite.

jueves, 3 de septiembre de 2015

CUENTO: POR CUATRO ESQUINITAS DE NADA. VÍDEO VALOR DIVERSIDAD


 Nos acerca este vídeo a una historia sobre la amistad, las diferencias y la exclusión, y a la vez, nos enseña cómo todos podemos enriquecernos y aprender con la diversidad.

sábado, 11 de julio de 2015

LA PARÁBOLA DEL LÁPIZ

Una agradable tarde de primavera estaban juntos un niño y su abuelo. El niño observaba cómo su abuelo escribía una carta con un lápiz y, en un momento dado, le preguntó:
- ¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo al nieto:
- Estoy escribiendo sobre tí, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El nieto miró el lápiz intrigado, y no vió nada de especial en él. El abuelo le siguió diciendo:
- Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él 5 cualidades que, si las mantienes, te harán una persona en paz con el mundo.

1ª) Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano, la de Dios, que guía tus pasos, en dirección a su voluntad.

2ª) A veces hay que dejar de escribir y usar el sacapuntas. El lápiz sufrirá un poco, pero así, estará más afilado. Por eso, debes ser capaz de soportar algunos sacrificios, porque te harán mejor persona.

3ª) El lápiz permite que usemos una goma para borrar lo que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no tiene que ser algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino correcto.

4ª) Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre lo que sucede en tu interior.

5ª) Siempre deja una marca. Así, has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente de cada acción.

Este cuento nos enseña que debemos ser como el lápiz y así día a día intentar ser un poquito mejores personas.

Autor: Paulo Coelho. Perteneciente a su libro Ser como un río que fluye.

sábado, 23 de mayo de 2015

EL ÁRBOL INDIO O LA FUERZA DE UN NIÑO. VÍDEO VALOR CONFIANZA

La fuerza de un niño es enorme porque es capaz de poner en movimiento las conciencias tranquilas.



A modo de reflexión:
-¿Qué te ha parecido esta historia?
-¿Qué te ha sorprendido más?
-¿Cuál es la actitud de las personas al principio del vídeo?
-¿Y al final?
-Escribe el mensaje que nos transmite.
-Inventa un título diferente para la película.?
-¿Piensas que es importante el trabajo en equipo? ¿Por qué?
-Recordemos hechos de nuestra vida similares al del vídeo.

miércoles, 20 de mayo de 2015

EL CIRCO DE LAS MARIPOSAS. VÍDEO VALORES PERSEVERANCIA, VALENTÍA, RESPETO...

 Depués de ver esta película, espero que frases que decimos a menudo como: "No puedo", "No soy capaz", "Siempre tengo mala suerte".... se borren de nuestro vocabulario.



Ahora cojamos nuestro cuaderno de clase y realicemos las siguientes actividades:
-Hay dos circos, ¿qué diferencia existe entre los artistas de ambos?
-¿Cómo reacciona el público ante uno y otro espectáculo?
-¿Cómo piensas que se siente Will cuando el empresario descorre la cortina y lo muestra como un bicho raro? Razona la respuesta.
-Explica como va cambiando Will.
-¿Qué personajes te llaman más la atención?
-¿Y qué frases?
-¿Qué momento de la película te ha resultado más interesante?
-¿Qué enseñanzas podemos sacar para aplicarlas a nuestra vida?

lunes, 2 de marzo de 2015

CUENTO: ADALINA, EL HADA SIN ALAS (AMISTAD)


Adalina no era un hada normal. Nadie sabía por qué, pero no tenía alas. Y eso que era la princesa, hija de la Gran Reina de las Hadas. Como era tan pequeña como una flor, todo eran problemas y dificultades. No sólo no podía volar, sino que apenas tenía poderes mágicos, pues la magia de las hadas se esconde en sus delicadas alas de cristal. Así que desde muy pequeña dependió de la ayuda de los demás para muchísimas cosas. Adalina creció dando las gracias, sonriendo y haciendo amigos, de forma que todos los animalillos del bosque estaban encantados de ayudarla.
Pero cuando cumplió la edad en que debía convertirse en reina, muchas hadas dudaron que pudiera ser una buena reina con tal discapacidad. Tanto protestaron y discutieron, que Adalina tuvo que aceptar someterse a una prueba en la que tendría que demostrar a todos las maravillas que podía hacer.
La pequeña hada se entristeció muchísimo. ¿Qué podría hacer, si apenas era mágica y ni siquiera podía llegar muy lejos con sus cortas piernitas? Pero mientras Adalina trataba de imaginar algo que pudiera sorprender al resto de las hadas, sentada sobre una piedra junto al río, la noticia se extendió entre sus amigos los animales del bosque. Y al poco, cientos de animalillos estaban junto a ella, dispuestos a ayudarla en lo que necesitara.
- Muchas gracias, amiguitos. Me siento mucho mejor con todos vosotros a mi lado- dijo con la más dulce de sus sonrisas- pero no sé si podréis ayudarme.
- ¡Claro que sí! - respondió la ardilla- Dinos, ¿qué harías para sorprender a esas hadas tontorronas?
- Ufff.... si pudiera, me encantaría atrapar el primer rayo de sol, antes de que tocara la tierra, y guardarlo en una gota de rocío, para que cuando hiciera falta, sirviera de linterna a todos los habitantes del bosque. O... también me encantaría pintar en el cielo un arco iris durante la noche, bajo la pálida luz de la luna, para que los seres nocturnos pudieran contemplar su belleza... Pero como no tengo magia ni alas donde guardarla...
- ¡Pues la tendrás guardada en otro sitio! ¡Mira! -gritó ilusionada una vieja tortuga que volaba por los aires dejando un rastro de color verde a su paso.
Era verdad. Al hablar Adalina de sus deseos más profundos, una ola de magia había invadido a sus amiguitos, que salieron volando por los aires para crear el mágico arco iris, y para atrapar no uno, sino cientos de rayos de sol en finas gotas de agua que llenaron el cielo de diminutas y brillantes lamparitas. Durante todo el día y la noche pudieron verse en el cielo ardillas, ratones, ranas, pájaros y pececillos, llenándolo todo de luz y color, en un espectáculo jamás visto que hizo las delicias de todos los habitantes del bosque.
Adalina fue aclamada como Reina de las Hadas, a pesar de que ni siquiera ella sabía aún de dónde había surgido una magia tan poderosa. Y no fue hasta algún tiempo después que la joven reina comprendió que ella misma era la primera de las Grandes Hadas, aquellas cuya magia no estaba guardada en sí mismas, sino entre todos sus verdaderos amigos.
Autora: Andrea Juliana.

Este cuento nos enseña la importancia de la amistad.

domingo, 30 de noviembre de 2014

CUENTO: EL PORQUÉ DE LA NAVIDAD

Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.
Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más.
Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.
-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.
-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó.
Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:
-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvio como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Jesuso a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: "¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"
Autor: Anónimo

viernes, 28 de noviembre de 2014

CUENTO DE NAVIDAD: EL BURRITO

Una familia de burritos iban a ir a Belén. Tenian un hijo pequeño y le dijeron que iba a tener la oportunidad de conocer al Niño Santo. El burrito estaba muy nervioso ya que era la 1ª vez que viajaría a un lugar tan lejano y se durmió soñando con el viaje.Por la noche, el burrito tosía y tosía y pasó una noche horrible con la tos. A la mañana siguiente papá burro salió al campo a buscar unas hierbas para cocerlas y hacer una infusión para que el burrito dejara de toser y se sintiera mejor. Mientras tanto, su mamá decidió ir a visitar a su vecina la ovejita, para pedirle un poco de lana y hacer una bufanda a su hijo, para que no cogiera un fastidioso constipado que les impidiera ir de viaje. Mamá burra, que era muy educada y generosa, llevó a su vecina unas ricas galletas de plantas aromáticas que ella misma había cocinado el día anterior. La oveja Ciscabel, que así era como se llamaba, se puso muy contenta al recibir un regalo tan exquisito y no dudó en dar a mamá burra toda la lana que necesitaba para hacer una auténtica bufanda de lana merina suave y calentita. Además contó a mamá burra que ella también quería ir a concer al Niño Santo, por lo que harían el camino juntos. El camino fue largo. Hacía un viento intenso que helaba la cara y las orejas, incluso, a mitad del viaje comenzó a nevar. El burrito que nunca había visto la nieve, se quedó sorprendido y jugó durante un rato con sus padres. Era muy divertido, estaba fría ,pero ¡era tan bonita! Cuando llegaron al Portal había mucha animación. Gente de todos los lugares e incluso tres Reyes que habían llegado de tierras distantes cargados de regalos para el Niño Santo. El burrito nada más llegar se puso al lado del Niño Jesús y le lamía las manitas. Al Niño parecía gustarle mucho la bufanda del burrito y le tiraba de ella, pero al burrito no le importaba ¡Era un Niño tan precioso! En aquel momento mamá burra se dió cuenta de que el Niño tiritaba de frío y como era muy rápida tejiendo decidió hacer una colchita de lana para taparle, pero había un problema; a la ovejita le quedaba muy poca lana y sólo pudo sacar un pequeño ovillo. Mamá burra enseguida se puso a tejer, y el ovillo por arte de magia, en vez de acabarse, aumentaba de tamaño.¡" Que cosa más rara!"dijo mamá burra asombrada y siguió tejiendo como si nada, hasta que acabó la colcha. Para entonces, el ovillo era grandísimo y su tamaño sorprendió a todos los que se encontraban en el Pesebre.! "que ovillo más enorme!",comentaron. La colcha quedó preciosa y tan calentita que el Niño Jesús dejó de tiritar y se quedó dormidito plácidamente. Mamá burra seguía dando vueltas a su cabeza pensando qué podía haber ocurrido con el ovillo, pero no encontraba explicación razonable. La noche se iba acercando y la familia de burritos y la ovejita tenían que marcharse antes que se cubrieran de sombras los caminos. De vuelta a casa, mamá burra se dió cuenta de que su hijo llavaba el ovillo de lana en una bolsa que se ponía colgada al cuello y que ella le había hecho para que guardase sus cosas; así que muy intrigada , le preguntó -¿de dónde has sacado ese ovillo de lana? Yo lo dejé en el Pesebre.-¡Me lo ha dado el Niño Santo! -contestó el burrito. Desde entonces, mamá burra utiliza el ovillo de lana para tejer todas sus prendas, porque nunca se acaba. Era un ovillo mágico, suave y mullido. Y como mamá burra era una experta tejedora, decidió hacer una bufanda distinta para cada uno de sus vecinos, para que estuviesen calentitos y no cogieran la gripe. A cambio sus vecinos le llevaron una enorme cesta de frutas, que hicieron las delicias del pequeño burrito, que nunca olvidaría su 1ª Navidad.
 Este cuento ha sido escrito por Almudena María Puebla