domingo, 25 de diciembre de 2016

UN CUENTO DE NAVIDAD


Había una vez, en una gran ciudad, un tendero muy rico y avaro. Tenía un trabajador al que pagaba muy poco dinero y no le daba nunca días libres en su trabajo, exceptuando el 25 de diciembre. Aunque siempre de mala gana.
Cuando llegó la víspera de  Navidad, visitaron al tendero dos personas: el primero era su sobrino, que quería invitarlo a cenar en su casa esa noche. El tendero le respondió que la Navidad era una tontería y no pensaba ir. El segundo fue un hombre que iba por todas las tiendas pidiendo dinero para los pobres. El tendero le respondió que ese no era su problema.
Esa noche, cuando se acostó soñó tres cosas:
En la primera recordó cuando era niño y celebraba las Navidades con su familia. Era muy feliz junto a su hermana y sus padres.
La segunda vio lo bien que  lo pasaban los pobres, aunque apenas tuvieran nada, pero estaban con sus seres queridos.
Y la tercera cosa que vio era cómo se hacía mayor y no había nadie a su lado por su maldad.
Se despertó sobresaltado la mañana de Navidad y se dio cuenta que su forma de vida, hasta ese momento, no era correcta y debía rectificar. Esa misma mañana compró un gran pavo, se lo regaló a su empleado y le subió el sueldo, además buscó al hombre que pedía dinero para los pobres y le dio una gran cantidad de dinero. Por último, decidió ir a cenar con su sobrino para celebrar la Navidad en familia.

ENSEÑANZA: Rectificar es de sabios.

Adaptación del Cuento de Navidad de Charles Dickens.

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