Este relato lo contaban los judíos a sus hijos para explicarles el por qué se hablaban tantas lenguas.
Hace muchísimo tiempo las personas hablaban todas el mismo idioma y un día decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo. Ellos querían ser como Dios. Al poco tiempo, estaban tan ocupados haciendo la torre que no se ayudaban y se peleaban. Dios pensó darles una lección y a partir de ese momento nadie comprendía las palabras que escuchaba a otra persona. Como no se entendían, se produjo gran confusión, y no pudieron seguir construyendo la torre.
Con esta historia nos enseña Dios que no está bien que las personas seamos orgullosas porque el orgullo nos separa.
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