La primera vez que surge la idea de construir un monumento religioso de embergadura en Brasil, fue en 1859. Parte del sacerdote Pedro María Boss, pero fue descartada.
En 1921, la Arquidiócesis de Río de Janeiro propone nuevamente la construcción de una estatua. Surge el dilema de construirla en el monte Corcovado o en el Pan de Azúcar. Finalmente se deciden por el primero debido a que era más alto (750 metros).
Comienzan la tarea de recolectar dinero, en ella participa todo el pueblo brasileño.
En 1922 se pone la primera piedra. El ingeniero fue Heitor da Silva Costa, el diseñador Carlos Oswald y la imagen es obra del francés Paul Maximilien Landowski. En 1926 se inician las obras y se terminan en 1931. Duraron pues, unos cinco años.
La construcción se realizó con hormigón armado, de unas 1.000 toneladas. Tiene una altura de 38 metros, aunque 8 corresponden al pedestal y lo más importante es que en todo el tiempo que duraron las obras no murió ninguna persona accidentada. Hay que tener en cuenta las condiciones de construcción, sobre una base en la que casi no cabía el andamio, con fuertes vientos y la estructura de la estatua con los brazos abiertos que se extienden hacia el vacío.
Desde el monte Corcovado, el Cristo Redentor, con sus brazos abiertos da la impresión de estar protegiendo toda la ciudad y llama al mundo a la paz, al hermanamiento y al amor.
En su 75 aniversario fue declarada santuario, con lo cual se pueden celebrar misas, bautizos, bodas, etc.
El 7 de Julio de 2.007 fue elegida una de las siete maravillas del mundo actual.
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